Chicos,
chicos, chicos.
Mi
compañero os enseñó el camino de vuelta, pero aun así venís por más.
Empezad a
asumir que no podéis solucionar nada. Salvo ir a perder el tiempo
en excursiones baldías, mientras todas las personas cercanas a vosotros van
muriendo cruelmente. Y así seguirá siendo. Realmente me encantó oír como
crujían y se rompían poco a poco los huesecitos de ese gnomo, mientras lloraba
y babeaba en un grito de agonía e impotencia.
Nadie
esta a salvo. Os creéis muy fuertes, os creéis muy preparados, con vuestras
brillantes armaduras y vuestras armas y conjuros que derrotan toda oposición. Tenéis
juguetes nuevos pero no sois más listos que antes. Y En definitiva ¿Qué habéis
conseguido? ¿Qué habéis logrado?
Por muy escondida, por mi a salvo que se crea la poca familia y amigos que os quedan vivos… caerán. Lo sabéis, eso se me da bien. Y siempre, como ahora, estaréis un paso atrás.
Incluso sonriéndoos a la cara, incluso vigilando vuestro sueño y preparándoos el desayuno, incluso diciéndoos mi nombre, seguíais sin sospechar nada. Simplemente, aunque alguien quiera pensar lo contrario,
NO SOIS DIGNOS.
Fracasareis, caeréis de nuevo. Y entonces nadie quedará para ayudaros o traeros de vuelta. Porque sabrán que destino les aguarda a los que os ayudan.
Adelante,
seguid el sufrido tiempo que os queda vuestra búsqueda de fantasmas. Yo seguiré
dejando, con un placer inmenso, un reguero de sangre tras vosotros. Sois mis
heraldos de la muerte preferidos.
Cyllia
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