Y salisteis de esa maligna roca mientras se desmoronaba.
Nera fue engullida por la silueta del segador mientras aún retumbaban en
vuestras cabezas sus últimas palabras:
“Yo lo olvidaré,
pero todos sabrán que triunfasteis. Yo os olvidaré, pero sabréis que he llegado.”
Fue la última vez
que visteis a la niña reina.
Los
días siguientes fueron abrumadores: Celebraciones, nombramientos, honores y
viajes. Algunos de los grandes magos asesinados volvieron y os
pidieron perdón en persona. El más afectado tras volver fue Mordenkainen. Sus
amigos más cercanos, como Bigby, dijo que nunca volvió a ser el mismo. Poco después, el
circulo de los 8 dejó de existir. Esto apenó a la mayoría, sobre todo a
Darthis, que entendía mejor que nadie por lo que habían pasado y el poder al
que se enfrentaron. Pero no logró que los ancianos magos superaran lo ocurrido.
Nuestros héroes
nunca contaron todo lo que vivieron. Siempre evitaron narrar los detalles más
dolorosos, todas las dudas o equivocaciones. Todos los sacrificios. Porque,
aunque lo hubieran contado, ¿quién habría tenido derecho a juzgarles?
Lo importante es que
salvaron Flaenia. Que llegaron a la más profunda oscuridad y finalmente
volvieron, incansables, porque nunca se rindieron hasta que su verdadero
enemigo fue derrotado.
Pero tras aquellos
tumultuosos días, os asegurasteis de cumplir promesas y cerrar asuntos
pendientes. Rustam y Darthis volvieron a Luna varias veces. Llevaron a Lazarus,
ese pequeño gran arácnido, centenares de libros para saciar su curiosidad. Se
dice que incluso recuperó la amistad con Erybonix y otros señores de Luna, y
más de una vez los descubrieron leyendo juntos.
Décadas mas tarde.
Os llegaron noticias de que Lazarus cambió. Se convirtió en algo más grande y
extraño, y entonces nadie más le volvió a ver. Tras la desaparición del Vermiurgo,
todas las criaturas de Luna escucharon una voz en su cabeza, y entonces supieron quién
era el nuevo señor del semiplano.
Tras ese día, en
algunas de las mejores bibliotecas de Flaenia desaparecen ocasionalmente libros,
nadie sabe la razón ni el método.
Lersxt, la chica del
espejo, os dio un abrazo tras volver de la muerte. Rustam se aseguró de que se
adaptara a su nueva vida en la Joya de Flaenia, una ciudad llena de
posibilidades y que no hacía preguntas.
También visitasteis y facilitasteis el
traslado de Cyndia y el Dr. Tarr. Los Golems tenían unas enormes ganas de
ayudar y mostrar de lo que eran capaces.Su tecnología biomágica y sus
conocimientos supusieron un inestimable avance en todos los lugares que
visitaron. Siempre estuvieron dispuestos a ayudar. Nunca se cansaron de ver
amaneceres.
Rustam también
visitó esporádicamente a Danele, Elias y a Alba. En Sunndi todo volvió a la
normalidad. Alba continuó siendo la señora del gran pantano y a Danele le
entusiasmó que sus visiones fueran presagios de vuestro triunfo. El ciego
aprendiz de mago recuperó su don. Llegó a ser uno
de los videntes más solicitados de Flaenia.
Elias siempre quería
organizar un gran festejo cuando le visitabais en Pitchfield. Algunas de las
mejores fiestas fueron allí, y no todas la recordáis bien.
Rustam fue de los más
activos con sus viajes los años siguientes. Visitó los lugares más
remotos del multiverso y perfeccionó hasta niveles increíbles sus
habilidades. Se le acabó conociendo como “El puño de la luz de Heironeous”. Un
templo se construyó en la ciudad de Falcongrís en su nombre y una estatua suya
lo presidia. Transmitió sus conocimientos a cientos de aprendices que soñaban
ser como él.
Pero esos aprendices
no saben que todo gran héroe no solo se acompaña de sus fabulosos logros.
Rustam también sabía que había oscuridad en sus sueños. Una oscuridad desde
donde acechaba un Desatysso colgado y cosido. Y una voz repleta de pesar y
locura que nunca olvidaría.
El templo de Pelor en
Falcongrís era casi un monumento dedicado a Darthis. El sacerdote intentó compatibilizar
las numerosas visitas que recibió con viajes ocasionales. Los
años siguientes se interesó por las zonas de Sunndi mas castigadas por la intrusión
oscura, y su ayuda fue muy valiosa para que aquella terrible época finalmente se dejara atrás. Decenas de templos dedicados a Pelor se construyeron y
prosperaron en toda Flaenia central, y todos tenían al menos una pequeña
estatuilla o una imagen del santo. Aquel que iluminó el camino de todos y trajo esperanza para las nuevas generaciones.
Trent tardó poco tiempo
en huir de todas aquellas celebraciones colmadas de halagos y honores. Su mente
siempre pensaba en el siguiente paso, pero ahora también sentía que cada vez
era más distinto a los demás. Cambió mucho estos años de aventuras, en todos los
aspectos. No se reconocía y durante décadas viajó a los lugares más remotos del
multiverso, y conoció hasta el último rincón de la ciudad de las puertas,
Sigil. Allí donde ser raro era lo normal.
Tiempo después empezó
a regresar con más asiduidad a Flaenia, no quería dejar de visitar
ocasionalmente a sus viejos compañeros. Ya se había aceptado a sí mismo. Aunque
su rostro seguía mostrando una eterna juventud, había madurado mucho y se volvió más sabio y paciente.
Gabriel volvió a
Nyrondia. Fue recibido como el mayor héroe de su tierra y condecorado como se
merecía. Salvo esporádicos viajes para visitar a sus viejos amigos, regentó con
mano justa y piadosa su baronía. Nunca le faltaron escuderos, aprendices y
vasallos. Nunca le faltó alguien que no quisiera escuchar otra vez sus proezas.
Incontables banquetes fueron testigos de ello.
Gabriel fue el
primero en despedirse de sus hermanos de sangre. Pero años antes de que su alma
alcanzara la gloria del monte Celestia, él también fue testigo del gran cambio
en el ciclo sagrado:
Sucedió 23 años
después de lo acontecimientos de Luna. Videntes y sacerdotes de toda Flaenia
vislumbraron un extraño fenómeno celeste. Fue en la festividad de
Carencia del año 619 CY. Desde entonces no se volvió a notar la maligna
presencia de Nerull. El señor de la muerte desapareció. Se empezó a
hablar de la nueva guardiana del ciclo sagrado, la Reina Cuervo. Una presencia
apaciguadora, serena y distante, que emanaba su vasta energía divina desde un
lejano lugar en el plano de la sombra.
Nuestros héroes no
sólo libraron a Flaenia del tormento de Nerull, sus creaciones y sus demoníacos
seguidores; también propiciaron uno de los periodos de paz más extensos de su
historia.
Incluso el mismo Iuz
decidió ofrecer una tregua indefinida, aburrido y desilusionado, desde su trono
en la horrible Dorakaa. Se conformó con conservar las fronteras de su imperio,
que ya era de por sí, el más extenso de toda Flaenia.
Año 663 CY (67 años tras los sucesos en Luna):
Tras el funeral de Rustam, una multitudinaria
celebración acontece en el templo de Heironeous de la ciudad libre para despedir al maestro de
los "puños iluminados", tal como él deseaba en su última voluntad.
Huyendo del foco de la fiesta, dos figuras se
sientan en un adornado banco de los jardines, cubiertos por un manto
celeste que brillaba más que nunca.
Trent está igual, quizá mejor, más sabio y
seguro de sí mismo. Darthis ha sufrido más la mella de tiempo, ahora es un
anciano, pero con una salud de hierro y mente aún lúcida.
Trent viaja continuamente, y es considerado
uno de los grandes arcanos de Flaenia. Fue invitado hace unas décadas cuando se
intentó formar un nuevo circulo de los 8. Humildemente rehusó la membresía,
pero nunca les ha negado consejo o ayuda.
Darthis es el Patriarca de Pelor en toda
Flaenia. Una legión de sacerdotes y paladines están a su cargo y vienen de
todo el continente para las grandes ceremonias, deseosos de escuchar sus enérgicos y
eternos discursos. Consiguió convertir su fe en la más extendida y respetada de
Flaenia, incluso superando en popularidad a la de Rao, cosa que no había ocurrido en siglos. su templo era el más importante, frecuentado y adorado de la Ciudad
libre, y ha sido tomado como ejemplo arquitectónico para construir iglesias
similares en decenas de ciudades.
- ¿Cuándo fue la última vez que
nos vimos? – Advierte extrañado el
patriarca, mientras permite que Trent le sirva un poco licor en su copa.
- No lo recuerdo, ya sabes lo de mi memoria. Nos hemos visto varias
veces desde el funeral de Gabriel.
- Solo quedamos nosotros dos,
entonces.
- Todos somos fantasmas de las viejas glorias del pasado.
- Calles, templos con nuestros
nombres, fiestas en nuestro honor y libros contando lo que contamos. Pero de un
tiempo a esta parte ya no explican a los jóvenes quienes somos, qué hicimos y por qué lo hicimos. La gente
empieza a olvidar.
- Es inevitable. Y hasta lo prefiero así. Tuvimos un aluvión de
reconocimientos. Me hubiera quedado en esta gran ciudad, pero me paraban y
agasajaban continuamente. Me costó lidiar con la fama.
- Lo entiendo. Cuando oficiaba
la misa no alcanzaba a ver dónde acababa la multitud. Todo lo ocurrido aquel año fue
abrumador. Pero nos lo ganamos, supongo.
- Y tanto. ¿Recuerdas este licor que te traigo de Perrenland? Era
el que le gustaba a Cyrus
- Como olvidarlo. Menudo necio.
- Pero reconoce que le echas de menos, y más con los años.
El patriarca asintió un milímetro. Trent sonrió y pegó
otro trago a ese brebaje que no le sabía a nada mientras miraba las estrellas,
entonces soltó:
- ¿Todavía lo recuerdas, La intrusión, Moil, Acererak, Nera, y
todo aquello?
- Si. Fue nuestra última gran
cruzada. Es inevitable seguir dándole vueltas.
Bajamos hasta el corazón de
aquel infierno negro para enfrentarnos a Acererak, solo para darnos cuenta que
era nuestra mejor baza. Y creo que la empleamos bien contra el Maldito Segador
y sus sicarios. No se si lo pudimos hacer mejor, pero tengo claro que funcionó.
- Acererak ahí sigue, en alguna parte. Quien sabe lo que tardará,
10, 100 o 1000 años. Pero volverá a desatar su odio hacia esta tierra que le
hizo tanto daño.
- ¿Crees que habrá un grupo de
reclutas de la milicia de Falcongrís que vayan a vivir algo parecido a lo que
hemos vivido nosotros? Cada vez que hecho la vista atrás y repaso esos años,
más increíbles me parecen. Recuerdo todavía esa primera expedición en barco,
aquella isla con animales gigantes, ese sacerdote de Iuz... Y todo lo que vino
después. Ha pasado mucho tiempo, ya no somos los mismos y no creo que me quede
mucho, he vivido demasiados años ya. Pero no puedo evitar seguir dándole vueltas.
- Llevas 20 años diciendo que te queda poco. Si, fue una reputación
labrada con sufrimiento, ciertamente. Es complicado que tengas un digno
sucesor. Yo seguiré estando aquí, las rocas duramos eones. Flaenia se
defenderá, como siempre lo ha hecho. Los héroes surgirán, y tendrán a veteranos
como yo, apoyándoles y aconsejándoles. Aunque no nos escuchen.
Tras oir esto, Darthis termina su copa y
mira fijamente a Trent.
- Si el devorador vuelve algún día,
recuerda que si necesitas ayuda, ahí estaré. Me abriré paso y volveré, como
sea, aun siendo únicamente un rayo de sol que le deslumbre. Y que rece lo que sepa
para que solo sea eso.
- Estoy seguro, amigo. Estoy seguro.
- Echo de menos nuestras
discusiones.
- Yo no.
EL EPÍLOGO DEL DM:
Esta Campaña empezó hace casi 20 años. Muchos
recuerdos y emociones se agolpan en mi cabeza, que espero que permanezcan
inalterables durante mucho tiempo. Mil anécdotas, historias, risas y broncas.
Explicarlo a alguien que no lo vivió es imposible, y por eso es especial, no lo
intentaré. No hablaré mucho más de todo aquello, de cómo se forjó, como se
conectó, murió y renació varias veces hasta que lo conseguimos acabar. No
trataré de explicarlo. Simplemente diré orgulloso que lo viví y que no volveré
a vivir nada igual. Seguiré jugando y dirigiendo partidas de rol mientras la
salud me lo permita, pero algo tan especial como esta campaña es irrepetible.
Amo esta ambientación. Hice lo que pude y
como lo supe hacer. Siempre intenté mejorar, aprender de los errores y
evolucionar. Y sobre todo intenté imaginar historias fantásticas, épicas y
dramáticas para los fabulosos personajes de mis amigos. Y estoy muy satisfecho.
Solo me queda ser agradecido, sobre todo por
todas esas veces que no lo fui. Agradezco a todos los que han participado,
porque todos han sido importantes, todos han construido esto: Alberto, José
Ángel, José Luis, Arturo, David, Esteban, Águeda y Jorge.
Gracias a todos.
Nos vemos en
Flaenia, porque siempre regresaremos a ella, y ella siempre estará ahí.