Ministerio de Hechicería de Hesuel Ilstar, Investigación nº 00427, prioridad naranja, en el gran pantano de Sunndi, año 6111 d.s. Búsqueda de la ciudad calavera y el templo del profeta, fase tercera. Grupo de investigación y primer contacto liderado por el servidor de la obediencia, Lord Brouka
Dia 7
Tras
nuestro altercado contra los hombres reptil he tenido que deshacerme de los
pergaminos escritos hasta ahora, no había información valiosa en ellos, y han
quedado totalmente irrecuperables. Aun más grave, tras el enfrentamiento, es la
perdida de nuestro hermano Akur, gran guerrero y servidor del ministerio.
Llevamos
una semana en esta infernal extensión de fango poblado de criaturas repugnantes,
buscando la pista del profeta. Paso a relatar lo más destacado de lo que hemos
averiguado hasta ahora sobre el asunto que nos ocupa:
-
Han pasado varias décadas desde la desaparición del profeta de Rao, Trunh.
Nuestro padre señor de la hechicería, Yatay, ya nos advirtió que tras los
acontecimientos que estaban desencadenándose habría mas enviados de distintos
reinos buscándole, ya que sus profecías al
fin han sido halladas. Estos se verían atraídos por el creciente poder de la
intrusión negra, y acabarían averiguando
lo poco que sabemos nosotros, que ciudad calavera tiene algo importante que ver,
Y que Trunh predijo algo, no sabemos exactamente el qué, relacionado con ello.
Quizás si nuestros infiltrados hubieran conseguido mas información sobre las
profecías, podríamos realizar hipótesis mas concretas.
-Esperamos
llegar mañana al alba a esa ciudad. Durante la última noche varios hermanos
dicen haber oído extraños canticos dentro de sus cabezas, extrañas formas se
retuercen en las sombras nocturnas, y dormir durante estos días es cada vez más
difícil. El cansancio hace mella, y aunque vemos muy lejano nuestro retorno a
Kro Terlep, debemos llegar cuanto antes a ciudad calavera, y si nos es posible
y con menos prioridad, encontrar también la roca del profeta.
Dia 8
-Anoche
sufrimos nuestro más importante revés. Ellos juegan con nosotros. Son agentes
de la Intrusión negra. Desean que nos unamos a su legión de muertos y vaguemos
flotando en el lodo hasta la eternidad. Nos acechan. De madrugada Ehdargir la
vio, era una hermosa humana de larga, rizada y roja melena, vestida de nobles y
elegantes ropas negras y escarlatas, y de tez muy pálida. Estaba bebiendo la
sangre que salía disparada a borbotones del cuello abierto del hermano
Allurian. Dio la alarma, y los pocos que habían conseguido cerrar los ojos para
arañar el inalcanzable sueño se levantaron y cogieron raudos sus armas.
Enfocaron con las lamparas magicas y alli la vimos. Por mi señora Bralm, mi
diosa y reina voladora, que nunca había visto muchacha más hermosa. Pero
enseguida nos percatamos que esa criatura está lejos de cualquier ternura o
inocencia. Sin apenas cambiar su rictus salpicado de sangre, enarboló una negra
espada y con asombrosa gracia y rapidez nos atacó.
Pudo
acabar con todos nosotros, pero se conformó con tres. Antes de volver a las sombras, nos advirtió:
"Vuestra sangre será nuestra, y vuestras almas, del Devorador".
Ahora
solo quedamos Amyan el patrón, Shurda, la hermana Aquia y yo. Y la criatura no
estaba sola. Son varios, una vez vimos a un hombre, pero no recuerdo bien su
forma. Era grande y también iba armado. Si hubieran querido, ya nos habría
matado. O quién sabe, lo hacen poco a poco, preservando su alimento, porque
conocen bien este pantano, saben que no saldremos de su alcance fácilmente. Quizás,
esta noche, sea nuestra última noche.
¿Saben
a lo que venimos, o simplemente son cazadores ahítos de sangre humana?, Querían
mostrarse, regodearse en nuestra incapacidad de escapar de ellos, sabiendo que
estamos más cerca, ¿sabiendo que podíamos averiguar más cosas? Estos monstruos
carecen de moral y ley, solo nacen para torturar y matar a su antojo ¿Nos permitirán
llegar a ciudad calavera?, ¿están relacionados son sus habitantes? Hallar las
respuestas nos está resultando un calvario.
Pero
almenas hemos llegado a otro de los destinos que nos marcamos. Y casi de
casualidad. Creo que nos hemos alejado hoy mas de ciudad calavera. Con nuestra preparación
veía imposible desorientarnos, pero claramente nos hemos desviado hacia el
norte. Al menos llegamos a la roca, que divisamos desde lejos asomándose por
encima de la húmeda llanura.
Este
debe ser el templo del profeta. Las pinturas de la entrada y el interior nos
muestran el sacrilegio cometido por los repugnantes anfibios que moran aquí.
Consagraron el templo a su deidad Wastri. Ellos se apoderaron del tesoro, o quizás
lo han vendido a lo más modernos y siniestros moradores a cambio de sus
favores, o quizás solo de su perdón. Creo que acamparemos aquí, vigilando la
entrada y mañana lo exploraremos a fondo. Quiero repetir que puede que sea
nuestra última noche. Si eso es así, pido mi más sentido perdón por nuestro
fracaso a nuestro padre. Ocultaré este ultimo escrito en el templo y dejaré
constancia de que, aun cansados, heridos, hambrientos y desmoralizados, no
cejaremos en nuestra búsqueda y lucharemos hasta nuestro último aliento, porque
con orgullo somos agentes y ciudadanos de la hermandad escarlata y lucharemos
hasta que la muerte nos atrape.
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